domingo, 29 de diciembre de 2013

Amar a los Enemigos

"Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros
enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid
a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian".
a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian".Lucas 6:27-28
sermón de jesús amar a los enemigos
 Los cristianos hemos sido perseguidos durante toda la historia, desde la iglesia primitiva hasta nuestros días se cuentan por millones los hermanos que han sufrido y sufren todo tipo de violencia y persecución por el bendito hecho de predicar la palabra de Dios. Hemos escuchamos y leído sobre cristianos que aun siendo golpeados, hostigados y encarcelados han respondido con dignidad y gracia admirable. Sin lugar a dudas ellos aprendieron a aplicar el mandamiento de Cristo cuando dijo "Amad a vuestros enemigos," incluso en las más duras de las circunstancias.

 No podemos pelearnos a golpes de puño por defender nuestra fe, pero tampoco podemos ponernos a correr cuando nos encontramos con alguien que nos odia y nos quiere  maltratar. La manera mas fácil y natural de responder a un enemigo es hacerles ver cuan desagradabes son para nosotros, pero guardando rencor multiplicamos en ellos el resentimiento. En cambio,
 Jesús nos enseña a amar a nuestros adversarios y a tratarlos bien. El término griego de amor incondicional es "agape". Agape es un  acto de nuestra voluntad en el que solo se tiene en cuenta el bien de la otra persona. Cuando elegimos amar, sujetamos nuestras emociones a la voluntad de nuestra mente.


 Una respuesta adecuada a un enemigo resultará beneficiosa para él. Dios tiene un plan redentor para las vidas de todas las personas, aún para aquellas que nosotros no somos de su agrado, y nos guste o no tenemos la oportunidad de ayudarlos a mostrarles el camino al Señor. Si les respondemos con enojo o con violencia o devolvemos sus insultos solo servirá para alimentar el deseo de nuestro adversario para causarnos daño, y estaremos dando un mal testimonio de la fe que predicamos tener.

 El impulso natural cuando alguien nos hace un mal es pagarle con la misma moneda y éste impulso solo puede ser sometido mediante la oración, el arma más poderosa que tenemos los cristianos. Sabiendo todas estas verdades debemos llevar a la práctica las enseñanzas recibidas y en lugar de andar mendigando a Dios para que derrote a nuestros opositores podríamos pedirle que nos de la oportunidad de poder expresarles amor genuino y cristiano. El Señor se deleita en responder este tipo de oraciones. Cuando tenemos el privilegio de suplir la necesidad de alguien que nos desprecia, sólo podemos esperar ver un sorprendente cambio en su vida.
 "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman". Lucas 6:32 

                                   Marcel Amorín