Dios jamás se cansa ni se rinde. Trabaja a tiempo completo para perfeccionar la obra que comenzó en nosotros. Inició en el preciso momento en que le entregamos nuestra vida. Y desde entonces trabaja en nuestros corazones, mentes y espíritus. Trabaja con nuestro carácter, nuestros defectos, nuestros miedos, y con nuestra naturaleza humana en general.
También siembra en nosotros la semilla de la naturaleza divina. Con especial atención cuida de ella para que brote y de a luz el fruto del Espíritu.
Nos da dones y talentos. Luego nos ayuda a desarrollarlos para que sean herramientas útiles al servicio del Evangelio.
Amigo.. Si sientes que ahora mismo Dios no está haciendo nada en tu vida, quiero decirte que estás equivocado. Él jamás ha dejado de trabajar contigo. Su Palabra nos enseña que el que comenzó en nosotros la buena obra la continuará hasta el día del Señor. Así que no te rindas, pues él no lo hace.
Marcel Amorín