"20:7 Estos confían en carros, y aquéllos en caballos" (Salmos 20:7 ).Hace unas semanas atrás navegando por Internet me encontré con un viejo artículo de un conocido periódico online donde se cuenta la cantidad médicos falsos que hay en Estados Unidos. Según la nota podrían llegar a ser cientos de miles los ciudadanos norteamericanos que estarían recibiendo tratamiento de médicos sin título. Gran parte de estos supuestos profesionales de la salud habrían usado el dinero de los préstamos que otorga la Facultad de medicina para pagar a creadores de títulos falsos. El artículo también hace referencia a un hombre que fue arrestado por este tema y unos días mas tarde confesó que le pagaron 15.000 dólares por fabricar cincuenta diplomas falsos y agregó que sus clientes completaban los datos. ¿No te parece un horror?.
No quiero asustar nadie con lo que voy a decir pero estoy seguro que estas cosas son mas comunes de lo que podemos imaginar y seguramente muchos de nosotros sin saberlo hemos confiando áreas importantes de nuestras vidas a lobos con piel de oveja. Desgraciadamente habitamos un mundo en decadencia donde el fraude y la corrupción son moneda corriente. Por esta razón este tipo de noticias no me sorprenden tanto.
Lo que realmente me llama bastante la atención es ver como las personas prefieren creer en primer lugar a médicos desconocidos o a medicamentos que ni siquiera sabían que existían antes de poner sus vidas en las manos del médico de los médicos. Y con esto no quiero decir que esté mal buscar otra ayuda que no sea la divina, no me refiero a eso, lo que si está mal es ponerlo a Dios como segunda opción, o peor aún como última ¡ grave error ! pues solo Él puede guiar al hombre por el camino correcto. Esto pasa en casi todas las áreas y no se limita solo a la salud, pasa en los negocios, en la familia, en los sentimientos, etc. Siento que de alguna forma la humanidad está siendo condicionada y manipulada por el mismo diablo a buscar todas las posibles soluciones a sus problemas fuera de Dios.
Me duele saber que hay hermanos en la fe que luego de muchos intentos fallidos acuden a Dios como una última opción, entonces juntan sus manos y dicen"¡bueno, ya no queda nada mas por hacer, tendré que orar!". Los creyentes tenemos que ser sabios y cualquiera sea la adversidad siempre debemos acudir primeramente a Nuestro Padre Celestial. En todo momento Él está pronto para darnos su pronto auxilio.
Si afinas tus oídos espirituales podrás oírlo susurrando dentro tuyo "¡Hijo mio ven a mi primero! Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas a vosotros"¿Alguna vez habías escuchado estas palabras verdad?. Comencemos ya mismo a poner la confianza en Dios, pues solamente en Él podemos encontrar el ánimo, las fuerzas, el consejo y la luz que nos guíe para hallar la salida a nuestros problemas.
"En el día que temo,Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra;En Dios he confiado; no temeré" (Salmo 56:3-4).
Marcel Amorín