viernes, 29 de abril de 2022

Carta de Dios para un hijo amado




Mi amado hijo...

Quiero desearte un lindo día, 
bueno lo tendrás, yo mismo
me encargaré de eso.

Ahora necesito que escuches algunas
cosas que creo que necesitas saber.

Cuando te miro veo algo muy diferente 
a lo que ves cuando te miras en el espejo. 

Tu te ves a ti mismo como eres ahora. 
Pero cuando Yo te miro 
veo en quién puedes convertirte. 

Mi objetivo principal es ayudarte 
a crecer desde donde estás ahora 
hasta donde sé que puedes llegar.

Se que estás esforzándote mucho
para convertirte 
en la persona que queremos.
Y me alegro por eso.

Así que solo miro. Orquesto los eventos 
y experiencias de tu día a día para asegurar 
la máxima posibilidad 
de que logres ese objetivo.

Otras veces, tengo que presentarte
desafíos y obstáculos para 
potenciar tus talentos, tus dones. 

Sé que esos momentos a veces 
son dolorosos, pero sin pruebas
nunca podrías superarte a ti mismo.

Por favor, recuerda que estoy más cerca 
de ti durante esos momentos 
que en cualquier otro..

Mi deseo es que domines cada 
desafío y me demuestres 
de qué estás hecho. 

Por supuesto, una vez superado 
te envío un obstáculo más difícil, 
porque así es como 
realmente te vuelves genial.

Saldrás de cada prueba mas 
fortalecido, crecerás en fe, 
en paciencia, en amor, 
y por supuesto en sabiduría. 

Te aconsejo que me hables a menudo. 
No tienes que esperar ir a La Iglesia,
háblame en cualquier momento del día, 
sin importar lo que estés haciendo.

Háblame cuando conduces tu automóvil, 
cuando das un paseo, háblame 
al despertar, y también
antes de irte a dormir.

Yo siempre estoy disponible y realmente 
escucho bien. De hecho, 
te entiendo mejor que nadie, incluso 
de lo que tu mismo te entiendes.
Porque eres mío y yo te hice. 

Así que no seas perezoso, ni tímido, 
solo abre tu corazón hacia 
mí y prometo que te responderé.

Te contaré un secreto, 
Yo te hablo todo el tiempo, 
pero con una suave voz
y en forma de susurro. 

Pero al rededor tuyo hay tantos 
sonidos en competencia, 
que la mayoría de las veces
ahogan mis palabras. 

Encuentra un momento de 
tranquilidad, un lugar donde puedas
estar relajado, he intenta oírme.
Te sorprenderá lo que escucharás.

Y no trates de atravesar el viaje de la vida 
por tu cuenta. Te pondré personas 
que te orientarán por el buen camino,
escúchalos a ellos también.

Además, busca a alguien que
te acompañe. Es mucho más fácil hacer 
esta caminata si tienes 
con quien compartir el viaje. 

Ambos pueden alentarse mutuamente
y motivarse para permanecer firmes 
en los objetivos. No quiero que
estés solo. 

Bueno hijo mío, ya te dejo seguir haciendo tus
cosas, gracias por escuchar mis palabras.
Espero de corazón que sigas 
mis consejos. 

Recibe un abrazo grande y un beso de 
tu Padre Celestial que cree en ti 
y te ama incondicionalmente.