lunes, 10 de febrero de 2020

Detente!.. es hora de enfrentar tus Problemas

"... y el ligero no podrá huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza,
ni el valiente librará su vida." Amós 2:14 

Si estás pensando que tus problemas van a desaparecer por el solo hecho de no querer tratar con ellos, siento desilusionarte pero esto no será así. Lo único que lograrás es hacer que se multipliquen y que se vuelvan cada vez mas grandes. Y aunque intentes huir muy lejos de ellos no podrás hacerlo por mucho tiempo, pues sin importar cuan rápido seas tarde o temprano te alcanzarán, y si no te detienes a enfrentarlos te pasarás la vida corriendo. 

Todos en algún momento buscamos huir lo mas rápido posible de nuestro pasado, de las cosas que nos hacen daño, pero es imposible estar constantemente huyendo de todo lo que nos oprime, luego de un tiempo nos cansamos, y nos volvemos mas lentos. Cuando esto ocurre, los problemas que vienen detrás girando a gran velocidad en una enorme bola, nos alcanzan. 

En el intento por escapar mas rápido vamos arrojando lo que nos estorba, y éstos "desechos" se van uniendo a la bola. Con el paso del tiempo el tamaño de los problemas aumentan en gran forma, y si no somos valientes de enfrentarlos cuando aún son pequeños mas difícil será hacerlo cuando sean enormes. El mejor momento para tratar con ellos no es mañana, ni pasado, es ahora mismo ¡Yá!. De esta manera evitaremos que sigan creciendo.

Hermano, no se cual sea tu historia, ni la magnitud del los problemas que estés atravesando, pero te aconsejo detenerte lo antes posible y que trates con ellos. No le permitas al enemigo quitarte la libertad ni oprimirte espiritualmente. Y recuerda.. El Señor en la cruz enfrentó y derrotó en tu lugar al mayor de todos tus problemas "Tu Muerte Eterna". Toma las riendas de la situación, detente y trata con los problemas mientras sean de tu tamaño, no esperes a que crezcan mas. Y aún si fueran grandes, no hay porque temer ni achicopalarse, pues no los enfrentarás con tus fuerzas sino con el poderoso nombre de Jesús!

                     

                                                      Marcel Amorín